Abuelito, dime tú. Los dibujos animados de nuestra niñez

Posted by EL ULTIMO NECIO On viernes, 4 de mayo de 2012 4 comentarios

En su libro Guillem Medina repasa las series para televisión más importantes de dibujos animados que se han emitido en nuestro país. Casi todas entre finales de los 70 y los 80. No porque en aquellos años se hacían mejores series que ahora, son las más recordadas porque fueron tratadas mucho mejor por la televisión, dándole horarios de “prime time”. Qué lejos quedan aquellos sábados y domingos que de 15.30 a 16.00 horas emitían “Jacky, el oso de Tallac” o “Ruy “El pequeño Cid”. Mientras que ahora los dibujos animados son relegados a rellenar la programación, y en el mejor de los casos cuando hay emisoras con 24 horas de programación infantil, se dedican a emitir series mediocres en flash, y a repetir y repetir episodios, la mayoría de veces  abominaciones procedentes de Japón.

¿Por qué las televisiones repiten y repiten series y capítulos de dibujos animados cansinos y la nueva generación nisiquiera han podido ver “Don Quijote de la Mancha”, “Erase una vez… el espacio” o “Las avenguras de Tom Sawyer”? o ¿Por qué ninguna televisión se atreve a emitir en “prime time” alguna gran novedad como “Thundercats 2011” o “Ultimate Spiderman”?

Un episodio de animación solo dura 20 minutos, con una periodicidad semanal no creo que sea un riesgo tan grande para una televisión atreverse a emitir en “prime time” y en su cadena principal una buena serie clásica o de novedad. De forma que argumentar cuestiones económicas es un argumento muy pobre.


Pero vayamos a lo nuestro que es comentar “Abuelito, dime tú”. El libro recoge un total de 29 series, todas ellas conocidas por cualquier espectador que sobrepase los 35 años. Con cada serie el autor sigue una  estructura smiilar:

Medina nos introduce en la serie, nos indica a qué hora se emitía, su procedencia y cualquier otro dato de interés. A continuación nos facilita el argumento, comentando la obra original si se trata de una adaptación, o cualquier otra anécdota que nos pueda ayudar a comprenderla. Nos habla de cualquier otra versión que se haya hecho de esta historia y también hay comentarios para su banda sonora, incluyendo la letra completa del tema central. El capítulo se termina con una descripción de cada uno de los personajes, una lista de episodios, la ficha técnica y algunos comentarios respecto a su merchandising.

A cada capítulo le dedica 10 páginas, y según la serie que sea podemos encontrar información adicional, por ejemplo en “Don Quijote de la Mancha” hay un espacio para hablar de “Los estudios de Cruz Delgado”; en “Pippi Langstrumpf” una reseña biográfica de Astrid Lindgren; o en “¡Vamos a la cama!” no falta una página dedicada a los “Estudios Moro”.

El material fotográfico es abundante y de gran intéres, portadas de discos, álbumes de cromos, cómics, cuentos, figuras, imagenes de cada uno de los personajes, fotos de sus creadores, etc.

Una delicia para todos aquellos nostálgicos que echen de menos la forma en que era tratada la animación entonces, y una obra imprescindible para aquellos que desconocen la gran calidad que había en muchos seriales que hoy solo es posible encontrar en alguna cadena minoritaria, a un horario surrealista y sin previa promoción.

El libro esta editado por Diábolo ediciones, elaborado en cartoné, 269 páginas y fotografías en color. Tiene un importe de 23.95 € y es fácil encontrarlo en cualquier librería.



4 comentarios to Abuelito, dime tú. Los dibujos animados de nuestra niñez

  1. says:

    Tiago cuales son esas abominaciones procedente de Japón?

    Saludos!

  1. says:

    La Animación Escrita Por ejemplo "Digimon" o "Pokemon", por decir dos al azar

  1. says:

    Tiago Jajaja!
    Tienes mucha razón!
    Pero pero aún está Beyblade y Duel Master.

  1. says:

    La Animación Escrita Ý además de esas, muchas más, es ilimitable hasta donde puede llegar alguien para hacer un bodrio.
    Supongo que las televisiones compran los animes dependiendo del prespuesto, y con poco dinero compran un pack de series japonesas, y ahí entra de todo, tanto buenas como malas, y hay que amortizarlas.